Afrontar OBSTÁCULOS
en reproducción asistida

Parte 1

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Un tratamiento de Reproducción Asistida empieza mucho antes de comenzar la estimulación ovárica o la preparación del endometrio, ya que el pistoletazo de salida se produce cuando aterrizas por primera vez en una consulta de fertilidad y escuchas un diagnóstico de infertilidad o esterilidad.

A partir de ahí se desencadenan una serie de noticias que no esperabas, desde baja reserva ovárica (“What? ¡Pero si tengo treinta años!»), pasando por mala calidad espérmica hasta diagnósticos de infertilidad de origen desconocido.

Además no nos olvidamos de aquellas situaciones en las que tu deseo de ser madre sin pareja o mamás lesbianas sabíamos de antemano que esta iba a ser la fórmula para aumentar la familia.  Ojo eso no quita para que las cosas se compliquen y se convierta en un auténtico reto.

En este artículo os daremos una perspectiva de cómo afrontar un tratamiento de fertilidad para intentar saltar con elegancia atlética cada obstáculo que se presente.  Vamos allá.

Visualizar el TRATAMIENTO
en como un TODO

Comenzamos con una mala noticia: los tratamientos de reproducción asistida no son la panacea. Nop.  No lo son.

Es frecuente que cuando debutamos en FIV vayamos con este pensamiento “Esto no va a poder conmigo, yo estoy bien, no voy a ser como esas personas que se desesperan por no poder ser padres.”  Ahá.  Te lo compro.  De verdad, porque yo también lo pensé.

Y eso está genial, muy muy bien, es mejor comenzar a tope para coger aliento y enfrentarse a esta situación, pero… por norma general viene el Gran Tortazo Padre cuando tras el primer tratamiento no nos quedamos embarazadas y es que por estadística no todo el mundo consigue quedarse embarazada a la primera.  ¿Las hay? POR SUPUESTO.  Y no son pocas, pero… no es lo habitual.

Tras la primera beta negativa te dará la sensación que has perdido tiempo, dinero y ganas, y hasta es posible que sientas que te han engañado porque ¿No era con esto que me iba a quedar embarazada? o ¿Ni con esto me quedo embarazada?

Te cuento que: ni has perdido el tiempo, ni el dinero y mucho menos has sido engañada.  Cada punción, transferencia y beta ofrecen a los especialistas una información muy valiosa sobre tu salud reproductiva.  Cada una de estas pruebas esconden tras de si el misterio de qué puede estar pasando para que un embrión sano no se adhiera a tu útero.  Puede pasar, incluso, que te quedes embarazada mucho antes de que este misterio se resuelva.  Así sin más, con o sin tratamiento

Por lo tanto, deberíamos afrontar un tratamiento de reproducción asistida como algo global, como un todo, donde el propio tratamiento en si (la transferencia, la betaespera y el resultado) son en si una prueba para determinar el origen de tu infertilidad o esterilidad.

TODO IBA BIEN hasta que...

Esta es otra.  En algunos casos las noticias no son desesperanzadoras y todo va sobre ruedas: salen bien las analíticas, respondes bien al tratamiento, todo perfecto… pero no hay manera de que la beta salga positiva o lo que es peor, te enfrentas a una beta bajita, fallos de implantación, abortos bioquímicos o de repetición.

¿En serio tiene que ser todo tan difícil?

Sabéis de sobra que os aconsejamos una y otra y otra vez acompañaros durante este proceso de un psicólogo o psicóloga especializado en procesos de fertilidad, y es que es tan importante como ir a la farmacia para adquirir la medicación para el mismo.

Está fenomenal que intentes salir del bache por tus propios medios, que busques alicientes que mejoren tu estado de ánimo pero es imprescindible que un profesional de la salud mental te de herramientas personalizadas para hacer frente a todo esto.  ¿Por qué?  Porque vas a descubrir que en el fondo de tu ser hay una caja de herramientas personalizadas y sin desprecintar que están preparadas para momentos de emergencia (y este lo es).  Herramientas cuya búsqueda será más rápida y efectiva con un psicólogo o psicóloga, quien además de ayudarte a encontrarlas te explicará para qué sirven y cómo debes utilizarlas.

Continuará...