A diario refresco mi memoria para preguntarle a la paciente que fui “Marian, ¿Cómo te sentías al principio? ¿Qué pensabas? ¿Y después? ¿Y al final?” ya que me permite conectar con la audiencia de Hello! y poder elaborar recursos que hubiera necesitado en su día.
Aun así, me sigue sorprendiendo como aquella chica que fui en 2013 y las compañeras que hoy vivís este proceso, seguimos alineadas en una nube de preguntas y culpa que, normalmente, no conducen a nada.
El ¿Por qué yo? me acompañó mucho tiempo, muchísimo. Y no dejaba de pensar en todas esas personas que no deseaban ser padres y lo fueron, o los que lo eran y no cuidaban a sus hijos… recuerdo decir: “¿Pero por qué está esto tan mal repartido? ¿Por qué es tan injusto?” y estas preguntas se enredaban con otras igual de perturbadoras, sumándole una profunda tristeza clavada en mis entrañas, desilusión y un agotamiento físico y mental indescriptible.
¿Se pueden combatir estos pensamientos? ¿Qué puedo hacer para no dejar que me ganen la batalla a diario? Hoy os lo contamos en Aloha Blog.