Infertilidad y necesidad de aislarse ¿Por qué nos pasa esto?

Infertilidad y necesidad de aislarse. ¿Por qué nos pasa esto?

«No estoy para nadie», ese podría ser el titular de tu biopic si hoy mismo se emitiera el episodio sobre tu estado de ánimo.  Y posiblemente te culpabilices por ello y te preguntes «¿Debería hacer un esfuerzo? ¿Por qué ya no soy la de antes? ¿Me he vuelto una amargada?»

Este es el SPOILER:  Nada de eso querida.  Sigue leyendo: Hoy te contamos por qué te ocurre esto y cómo puedes afrontar esta etapa.

Imagina que sales de casa con cincuenta euros en la cartera. No tenías pensado gastártelos y los llevas ahí «por si acaso».  De pronto te encuentras con una amiga, familiar o una persona de suma confianza que te dice:  «Necesito sesenta euros ahora mismo, ¿Me los prestas?» y tú le dices: «¡Claro! Pero ahora mismo solo tengo cincuenta»

Tu amiga/familiar/conocido te dice con cierta urgencia que lo que necesita son sesenta euros, no cincuenta y tú vuelves a repetirle que te faltan diez euros para esa cifra.  Es imposible que le des sesenta euros si solo tienes cincuenta, ¿A que si?

Pues bueno, con la energía pasa exactamente igual.  Y escúchame bien porque esto es importante.  No puedes dar sesenta cuando solo tienes cincuenta, pero es que además deberías quedarte siempre algo, porque se trata de dar lo mejor de ti.  No todo.

Cuando estamos en un proceso de reproducción asistida nuestra energía para los demás se ve mermada porque estamos atravesando un remolino de emociones en el que vamos a necesitar más del cincuenta por ciento de nuestra atención.  Los demás tendrán que esperar y no amigui, no eres egoísta por esto.

En el inicio de un proceso donde la palabra reproducción va unida a “asistida”, intentamos que nada cambie y durante mucho tiempo procuramos seguir estando a la altura, seguir «como si tal cosa» y que nadie note que estamos heridos. Finalmente nuestras reservas de ánimo y energía se van reduciendo y recurrimos a aislarnos para que nadie a quien queremos nos pida que le prestemos atención porque sinceramente, no podemos con nada más.

Son demasiadas emociones a tratar y al final estás tan cansada que dices “NO PUEDO MÁS” y entonces te desconectas del mundo.  Y te aíslas.

¿Es sanador?

Aislarnos nos permite sentir un silencio necesario para escuchar nuestros sentimientos y a nuestro propio cuerpo, algo imprescindible para recuperar el aliento o para llorar hasta quedarte  bien a gusto, pero sobre todo nos permite procesar lo que está ocurriendo que no es poco.

Una vez más acompañarnos de un psicólogo permitirá que le detalles en qué punto estás (tanto tú como tu pareja en el caso de llevar esta aventura en tandem) y que éste te ofrezca recursos personalizados para cada etapa y evitar que este aislamiento se convierta en un letargo anclado en el tiempo que te impida avanzar o que anestesie todo lo que te rodea.

Tengamos en cuenta que la infertilidad nos roba muchísimas cosas: nos roba tiempo, ganas, ilusión, esperanza… no permitas que te quite nada más.

Por lo tanto, aislarse no es malo.  En cierto modo es liberador y te ayuda a cicatrizar heridas, pero no permitas que se convierta en un colapso o que detone todo tu universo por los aires.

Pon orden en este caos y pide ayuda en cuanto sientas que tú sol@ no puedes más

Encantados de recibirte en nuestro email y en nuestras redes sociales.

hola@grupodeapoyohello.com

¿Hasta qué edad puedo ser madre?

¿Hasta qué edad puedo ser madre?

Vamos a abrir un melón de los buenos, como viene siendo costumbre últimamente por aquí. Abordaremos por qué posponemos la maternidad, si realmente conocemos como va disminuyendo la fertilidad en la población femenina y lanzamos una pregunta al aire… ¿Por qué no se informa de esto en las consultas rutinarias de ginecología?  Vamos allá, que hoy tenemos mucha plancha.

Nos han educado en la idea de que lo primero es formarte, encontrar un trabajo y sobre todo que nadie te mantenga, que seas un ser independiente.  Y esto está muy bien, claro que si, pero a veces cuando avanzas en esta historia te das cuenta que en todo ese esquema es complicado encajar la maternidad.  Y ocurre que lo vas posponiendo porque “No pasa nada, puedo ser madre cuando quiera, mira si no a Ana Rosa Quintana.” (esta frase era muy popular hace diez años, os lo aseguro.)

Y van pasando las cosas, cómo que tu situación sentimental ha dado algunas sacudidas y te ha llevado de Perico a Menganito pero al final ni uno ni otro, porque oiga sola también se está muy bien, para qué nos vamos a engañar.

O puede ser que todo haya ido sobre ruedas, que hayas encontrado a tu media naranja (aunque en realidad todos somos una fruta entera) pero lo de ser padres es para un poquito más adelante. ¿Cuándo?  No sabemos muy bien “cuando” pero de momento no por que queremos disfrutar de nosotros.

Y dentro de estos casos, ocurre en alguna ocasión, que cuando por fin dices: “Ya está.  Todo listo.  Ha llegado el momento de ser mad… ¿Cómo que mis óvulos son viejos? ¿Perdona?  Si en la última revisión ginecológica me dijeron que estaba fantásticamente bien… no puede ser, ¡Se han equivocado de informe señores!” o “¿Que el espermiograma no ha salido bien?  Pero si somos gente super sana que ni fuma, ni bebe y hacemos mogollón de deporte…”

Sip.  A veces pasan estas cosas.  Tantas como que a día de hoy más de 50 millones de personas en el mundo sufren infertilidad y dan de bruces en una consulta de reproducción asistida después de un año en búsqueda porque “Hasta que no llevas un año, no tienes de qué preocuparte”

Pues bien.  Vamos a desmontar esta frase de una vez por todas ya, porque no hace otra cosa que sumar un tiempo inútil a nuestra búsqueda.

No se trata de ir corriendo ahora mismo a ver cómo está tu reserva ovárica pero no estaría de más que si vas a posponer la maternidad/paternidad solicitaras una prueba de vez en cuando para preservar tu fertilidad futura.

¿Qué prueba?  Hoy nos centraremos en la fertilidad femenina así que vamos allá: En el caso de las mujeres una sencilla analítica (a través de un análisis de sangre) que determinará si tu reserva ovárica corresponde a tu edad, pero ojo con esto porque precisamente la edad es algo importante que debemos conocer.

Veamos esta tabla:

A los veinte es la edad perfecta para ser madre.  Pero… ¿Quién está pensando en ser madre a los veinte?  Generalmente a esa edad te planteas muchas cosas, entre ellos algunos de los temas con los que hemos abierto este artículo:  prosperar, ser independiente… y lo de ser madre “ya se verá”, eso “Puede esperar”

Y casi sin darnos cuenta, de un salto nos plantamos en la treintena, cuando esa palabra “descenso” nos rasga por dentro.

Descenso.  Si amigas, y a partir de los treinta y seis puedes añadir “en picado”

Esto, por supuesto, si todo va bien.  Es decir, si no hay ningún otro problema de por medio que afecte a nuestra fertilidad y que nuestros óvulos no estén tan flamencos como deberían “según nuestra edad”

Cada mujer nace con una cantidad determinada de óvulos que van disminuyendo tras la pubertad.  En Hello! hemos escuchado muchas veces lo de “Bueno, yo aún soy fértil porque tengo la regla”

Siento ser la aguafiestas de turno pero tener la regla no es garantía de fertilidad.  Lo que aquí es pase de oro es que tus óvulos sean de calidad ya que son quienes van a albergar al pequeño espermatozoide que llegue a meta.

Y aunque hasta en el peor de los casos, y gracias a todos los avances que la ciencia ha hecho en los últimos años, afortunadamente disponemos de técnicas de reproducción asistida que se alinearan con nosotros para que logremos ser padres, pero la pregunta es ¿Se podía haber evitado conociendo de antemano toda esta información?

No sabemos que responder a esto, pero nos gustaría que la atención primaria en ginecología, las revisiones periódicas que nos hacen a partir de los veinte, incluyeran una analítica que nos indicara si nuestra reserva ovárica va bien y en caso contrario que nos informen si sería conveniente preservar óvulos para el futuro.  Tal vez, esto algo ayudaría.

Se han lanzado miles de campañas para evitar embarazos no deseados… ¿Por qué no se pone el mismo empeño en informar a la sociedad de la edad fértil?

Sabemos que tener que recurrir a técnicas de reproducción asistida, pasar por todo esa batería de pruebas, analíticas, informes y consultas, es montarte en una noria de emociones de la que es complicado bajar, pero sin embargo en muchas ocasiones es nuestro pase de oro para lograr el objetivo de formar nuestra familia.

¿Hasta cuándo podré ser madre? Será cuando tú quieras, pero es importante que esta información llegue a la sociedad:  conocer tu edad fértil y preservar tus ovocitos si vas a posponer el plan de ser madre es algo que deben informar en las consultas.

Porque la salud fértil es tan importante para evitar un embarazo no deseado como para conocer que la fertilidad no es infinita.

Esperamos que esta info llegue lejos y podamos ayudar a concienciar tanto a especialistas como a pacientes de la importancia de conocer esta parte de salud preventiva.

BLOGS DE ESPECIALISTAS

BLOGS, CON INFO VERIFICADA

Especialistas titulados, profesionales con amplia experiencia en Reproducción Asistida y clínicas que generan contenido para pacientes.  Los reunimos aquí para que estés bien informado.

BLOG DR. URRIES

Uno de nuestros profresionales de cabecera, el Doctor Antonio Urries, jefe de la Unidad de Reproducción Asisitida del Hospital Quiron Salud Zaragoza.

En este espacio encontrarás las novedades sobre técnicas, noticias, estudios y recursos que Urries y su equipo generan para pacientes.

Salvador García Aguirre, con él empezó la magia.

Dr. Salvador García Aguirre, con él empezó todo.

Ya os lo presentamos en el artículo en el que hablábamos sobre cómo se formó Hello!, pero teníamos pendiente una entrevista desde hacía tiempo y por fin se alinearon todos los astros para cuadrar nuestras agendas y hablar tranquilamente sobre cómo la infertilidad logró que el mundo de los especialistas se fusionara (de verdad) con el de los pacientes.

Antes de que Hello! existiera lo conocíamos como uno de los profesionales más serios y cautos (luego descubrimos que era timidez) que nos atendía como pacientes tanto en la Seguridad Social (Hospital Migue Servet, Zaragoza) como en el grupo UR Montpellier (Zaragoza), pero fue el primero que escuchó con atención el proyecto del Grupo de Apoyo que se estaba gestando.

La idea no sólo le encantó, también puso a nuestro alcance salas para conferencias de manera gratuita, nos presentó a un montón de contactos interesantes y movió todos sus hilos para que forráramos las paredes de los hospitales con carteles con el logo de nuestro corazón azul, y así de un día para otro tuvimos nuestro primer Hado Padrino. Gracias a él muchos otros especialistas nos escucharon y nos permitió crecer y llegar a más pacientes.

Hoy lo entrevistamos, lee con atención porque es una oportunidad de oro para conocer como uno de los pioneros de la Reproducción Asistida en España, vive el proceso de sus pacientes.

Miércoles 31 de Marzo, 11am. Wssp Marian Cisterna a Salvador García Aguirre.
“Salva, te envío las preguntas de la entrevista... ¿Crees que podrás tenerlas para mañana?”
Respuesta: “Hoy tengo un día un poco complicado, pero lo intentaré”
Miércoles 31 Marzo, 22pm. Wssp Salvador García Aguirre a Marian Cisterna
“Ya tienes la entrevista en tu correo electrónico”

Salvador, ¿Cómo comenzaste en Reproducción Asistida? ¿Por qué esta especialidad?
Comencé desde el mismo inicio de mi actividad profesional como ginecólogo. Cuando era residente de Obstetricia y Ginecología asistí a los primeros pasos de la implantación de la fecundación in vitro en nuestra ciudad, concretamente en el Hospital Miguel Servet, uno de los centros pioneros de esta especialidad en nuestro país. De todos los rotatorios que realicé a lo largo del periodo de aprendizaje del MIR por las distintas parcelas de mi especialidad es lo que más interés captó por mi parte. Era una especialidad nueva, con mucho futuro, como así se ha demostrado con el tiempo y en la que podíamos mantener una interacción profunda con los pacientes. Desde entonces me he dedicado a la práctica de esta disciplina.

Durante estos años supongo que has vivido muchas historias junto a pacientes… ¿Es complicado no vincularse?
Es muy complicado. De hecho comentamos con frecuencia con los compañeros de la Unidad Montpellier que cómo es posible que después de tantos años dedicados a este trabajo y después de tantos pacientes tratados, cómo podemos estar tan vinculados, alegrándonos de las buenas noticias y sufriendo con los pacientes cuando llegan las malas, La respuesta que nos hacemos siempre es la misma: si llega un momento en que nos ocurre que ya no nos implicamos, es mejor que nos dediquemos a otro trabajo.

Has estado muchos años al frente de equipos de RA.  ¿Qué le pides a tu personal para que atienda al paciente?
Lo primero es algo relacionado con lo anterior. O sea, si la persona que trabaja en nuestro equipo no es una persona implicada y empática no puede formar parte del mismo. Si ya tiene estas cualidades innatas, debe practicar y perseverar siempre en el mejor trato al paciente. Esta especialidad exige mucha comprensión y mucha empatía con el paciente.
En la clínica Montpellier hay especialistas en psicología que pueden atender a algún paciente que requiera un tratamiento psicológico específico, pero en realidad todo el personal de la Unidad debe ser en cierto modo un psicólogo, bien sean los ginecólogos, las auxiliares y enfermeras y, por supuesto, las embriólogas. En este sentido querría destacar la gran labor que hacen las profesionales de la embriología. Son especialistas que no sólo se dedican al trabajo técnico estricto con los gametos y con los embriones, si no que atienden a las pacientes en todas las dudas e inquietudes que genera este tratamiento, fuente en muchas ocasiones de tanta incertidumbre y ansiedad.

El equipo de UR Montpellier junto a Salvador García Aguirre.
El equipo de UR Montpellier junto a Salvador García Aguirre.

¿Qué consejo le darías a un paciente debutante en RA?
Que siempre mantenga la esperanza. El proceso que va a iniciar puede ser muy sencillo, o sea, terminar felizmente en poco tiempo y necesitar de muy pocos tratamientos o puede, por el contrario, requerir mucho tiempo y muy diversos tratamientos. Pero no debe perder nunca la ilusión ni la esperanza. Tiene que saber que la mayoría de los casos, por difíciles y complejos que sean, tienen una posible solución. Lamentablemente no podemos asegurar que el 100 % de los mismos van a terminar felizmente, pero sí la inmensa mayoría de las veces.
En nuestro centro disponemos de toda la tecnología que se requiere para optimizar al máximo los resultados pero, sobre todo, disponemos de algo que no se puede adquirir en el mercado tecnológico, que es, como he comentado, profesionales con mucha experiencia en esta disciplina médica y, sobre todo, que saben atender al paciente desde el punto de vista psicológico y que intentan que el paciente sienta que está acompañado siempre durante todo el proceso y que puede confiar en el profesional.

Un equipo en continua formación, investigando los últimos avances en reproducción humana.

Una de las particularidades de UR MONTPELLIER es su pasión por investigar y seguir avanzando en cuanto a reproducción humana.
La incubación de los embriones se realiza en incubadores con tecnología time-lapse, concretamente con modelo Embryoscope, con un software minuciosamente actualizado.

Recuerda que Grupo UR Internacional dispone de Descuento Hello!

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Acceso a Programas con Garantía de Devolución (te quedes o no embarazada)

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Pero además, si muestras esta entrevista (en el móvil o impresa) te realizarán un 10% de descuento.

Web: Clínica Montpellier. ¡Más de 15 años fomentando la vida! – HLA Montpellier (urmontpellier.com)

Pide cita en: 976 765 425 – 646 339 373

¿Volveré a ser yo?

¿Volveré a ser yo?

Es una de las preguntas que nos hacemos cuando nuestro camino en Reproducción Asistida se extiende más de lo esperado.  Sentirse perdida, no reconocernos y la necesidad de aislarse comienzan a aflorar.  ¿Nos recuperamos de esto?

Cuando la infertilidad te cala hondo anestesia muchos de los sentimientos que anteriormente te definían.

Somos los primeros en darnos cuenta porque todo lo que nos rodea deja de tener interés ya que nuestra atención plena está puesta en la meta de ser padres.

Tampoco ayuda que nuestro entorno diga cosas como que «has cambiado, ya no eres la misma, lo que tienes que hacer es animarte», y una vez más te decimos que no sientas esto como una piedra que te lanzan para herirte.  No saben como ayudar y están tirando cuerdas a lo loco para sacarte del pozo.

Nuestra esencia, aquella que define nuestra personalidad, por la que la gente nos quiere y nosotros nos reconocemos, ha dejado de brillar.  ¿Volvemos a recuperarla?

La respuesta es SI.  Pero con algunos peros.  No vamos a engañarte.

Tu brillo personal no va a desaparecer jamás, por mucho que digas «ya no soy la misma», lo eres y lo serás siempre, porque todos nacemos con una programación especial que hace que este mundo sea una paleta de infinitos colores.

Volverás a brillar en ese sentido porque tu naturaleza saldrá a flote una vez más, pero en una versión renovada.

Este camino que está plagado de obstáculos te va a aportar numerosas herramientas que antes no tenías.  No estamos diciendo que pasar por un tratamiento de fertilidad sea una bendición ni mucho menos, porque no lo es.  Lo que estamos diciendo es que este no es el único camino de piedrecitas por el que vas a tener que andar en la vida y todas las aventuras nos cambian.

Esta también.  Pero eso no significa que te resetee y te convierta en otra persona.  Eres la misma y así va a ser cuando tengas ciento un años.

¿Te imaginas que con esa edad sigas siendo la adolescente de quince que suplicaba que le dejaran quedarse con sus amigas hasta más tarde?

Nop.

Porque tu vida será otra y tal vez lo que supliques sea que tus biznietos bajen el volumen de la música y que te pongan algo de David Bisbal.

La vida te va cambiando.  No la infertilidad.

Habrá un después cuando todo esto termine, cuando cures las heridas, cuando este episodio de tu vida quede atrás.

Y en el peor de los casos llegarás a meta sin tu hijo en brazos y tendrás que afrontar eso también y ahí empieza otra batalla interior.  Pero vas a poder.

No serás la viejecita de ciento un años que siga maldiciendo que no fue madre o que su vida quedó marcada por eso.

Habrá un después.  Pero había que intentarlo.  Había que ponerse las pilas e ir a por el hijo de nuestros sueños.  Tanto él como nosotros lo merecemos.

Porque ¿Cuál era la otra opción? ¿No intentarlo?